La Posguerra
Volframio
Los cuarenta son años de posguerra y, para Carballo, también de comercialización de volframio. La II Guerra Mundial, y después la guerra de Corea, traen años de prosperidad para la mina de volframio del Monte Neme.
La gente más mayor aún se acuerda de aquella época: años de hambre y escasez, de esforzadas jornadas de trabajo en la mina y también de estrategias múltiples de supervivencia, como la "roubeta": las vecinas y los vecinos de la zona aguzaban el ingenio para robar el mineral y luego revenderlo.
Algunos trabajadores de la mina incluso perforaban los mangos de sus herramientas para llevar para sus casas unos trozos de volframio.
En la II Guerra Mundial, Carballo también fue escenario para el espionaje. Espías del bando aliado pululaban por la zona para evitar que el volframio llegase con éxito al ejército alemán, que lo usaba para reforzar su armamento. Los aliados se lo compraban a los vecinos y vecinas que lo robaban de la mina. Y también merodeaban por estos lares espías del bando nazi.
En esos duros años de posguerra, surge la que hoy en día es la empresa más internacionalizada y conocida del ayuntamiento, las conservas Calvo.